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Debió haber sido graciosa mi cara esa mañana en clase de física. El apretado polvo de gis blanco que formaba garabatos en el pizarrón debió haberse reído de mí; sabiéndose efímero y que su destino sería desvanecer. -A cada acción hay una reacción- había dicho segundos antes el maestro, que además de dar clases en un montessori trabajaba en la morgue. La sola frase bastó para que mi cerebro fuera muy lejos. Imaginé el moretón tras el golpe, las lágrimas y la cebolla, el adiós y el desconsuelo. Y creí entenderlo todo. Era simple. Leyes universales de la física susceptibles a ser escritas con polvo en la pared. Hoy parece que he perdido la llave maestra que le daba unidad a la teoría y quedan sólo colores en la memoria. Ya no encuentro las reacciones. No sé dónde termina la acción y empieza la reacción. No veo dónde la reacción se vuelve sobrerreacción. No sé cómo se llama la reacción de la reacción puesto que ¿no es en sí misma la reacción una acción? Ya no sé entre una reacción y La reacción. ¿Y cuando la acción es infinita? o cuando no es real? Estoy perdida entre las acciones y reacciones que tan meticulosamente tejen la vida. No las veo ni las distingo. No las siento ni las entiendo. Todo lo que tengo son mechones de pensamientos apretados que forman garabatos en mi mente, que se ríen de mí, que se saben efímeros y que su destino es desvanecer.


Imagen Jake18 en deviantart

3 comments:

une pétite étoile said...

Y por eso no eres ingeniera, life can't be labeled, bottled or theorized...
ti amo

Manzana Marina said...

JAajajajajaajaj y pensar que cruzó mi mente la ingeniería... cuando pensaba que el universo era fácil y podía comprenderlo todo jeje... ilusa
Abrazos

Anonymous said...

necesidad de comprobar:)