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Si todos somos polvo de estrellas, todos somos todo. Somos parte de una unidad que funciona, predestinada a ser eterna hasta no serlo más... Entonces qué caso tienen las líneas divisorias, que se hacen más delgadas mientras más las buscamos? La línea que divide el bien del mal, lo naco de lo kitsch, lo sexy de lo vulgar, lo elegante de lo pretencioso, el porno del cine de arte. Todos somos todo, pero no me toques la clase. Qué sentido tiene la revolución francesa si nadie en el fondo quiere ser igual que el prójimo? Ni siquiera creo que Tomás Moro quisiera ser igual que el rey que lo asesinó. Cómo aprender a distinguir el color de la situación sin tener una guía para la vida de Pantone, que nos diga: "amargo-triste-floral no. 348" procédase a actuar de la siguiente manera... Supongo que eso reacae en el sentido común, pero si cada cabeza es un mundo, cómo puede existir algo así (such a thing)?... Somos como copos de nieve, únicos, inigualables, irrepetibles pero fugaces. Vivimos un instante y queremos saberlo todo. Y hacerlo todo bien. Y no equivocarnos nunca. Y elegimos sólo una dentro de un abanico de posibilidades. Qué se hace con los millones que desechamos, si millones no pueden estar equivocados?