8:26 AM Edit This 6 Comments »



Se le cayó torpemente una diminuta taza de capuccino. El café hirviendo rodó por la mesa de aquel restautantillo olvidado cerca de Pompeya. De un solo golpe todos saltamos hacia atrás para no quemarnos. Qué lejos estábamos de saber que ese momento cambiaría nuestras vidas. Rodrigo no dijo nada, sólo culpó a los italianos por hacer tazas tan pequeñas. Benigni vino a limpiarnos la mesa. En Nápoles ya no podía casi sacar papitas de la bolsa. En Roma de plano se quedó en el hotel. Escuché que mi papá no podía dormir. Mi mamá casi no hablaba. Mi hermana y yo no nos dábamos cuenta de mucho, pensamos que sería estrés o extrañamiento... estábamos demasiado ocupadas viendo los modelos que las ciudades italianas tienen por habitantes.
Una vorágine de noticias vino semanas después. Que se tiene que hacer estudios. Que en Colima no pueden hacerlos, que se vaya a Guadalajara. Que vea a este doctor... y a éste... y a este otro. Que puede que sea ésto o aquéllo. En exámenes finales y con mi graduación en la puerta, entre el vestido y las invitaciones me dieron la peor noticia de mi vida. Rodrigo tenía esclerosis múltiple. Yo ni entendía lo que eso significaba, creo que nunca lo entendí. Todavía me acuerdo de la mañana siguiente, el primer día en que salí a la calle sabiendo que algo se había roto con aquella taza de café. Traía una chamarra azul y una cola de caballo. Me parecía estar viviendo una película, otra vida, un sueño. Aún hoy me resulta terriblemente difícil aceptar aquello que es más grande que yo, que existen el sufrimiento y la mala suerte. Sin darme cuenta y quizá en una egoísta defensa propia me construí un cascarón de fuerza e indiferencia mientras la chispa de los ojos de mi hermano poco a poco se consumía ante mí. Se evaporaron su seguridad y su inteligente simpatía. Duele mucho ser hipócrita con la vida misma. Hundirse en una idea y llevarla hasta el límite, y ver los recuerdos con correxión de color, y ser etéreo ante el miedo y la soledad.
Una ventana de luz se ha abierto en nuestro cielo, pero me temo que mi cáscara me nubla un poco la vista y no alcanzo a ver más allá... y por dentro un agua de felicidad y dudas me llega ya hasta la nariz.

6 comments:

*~PinkTangerine~* said...

Nena.. te quiero.. te queremos.. life has a funny way of showing us how things work. Hugs.

humantree said...

Te queremos, con y sin cascarón... y si un día se empieza a romper, un poquito, ahí estaremos para que no te sientas expuesta, porque nos gusta pensar que somos omnipresentes, y porque habemos a quienes los cascarones no nos niegan el placer de la mirada.

Que esta luz pronto sea cegadora y la llama no se extinga jamás. Los quiero .

d:ego said...

Una tacita de café rodando por la mesa... Mamá abriendo la puerta de casa de la abuela cuando llegábamos como siempre para la hora de la comida. Momentos ordinarios, que no podremos olvidar, que recordamos casi con exageración pues casi podemos ver la taza rodar lentamente, o escuchar esa conversación en la puerta una y otra vez.

Es en esos momentos en que nos dimos cuenta de la fragilidad de nuestra realidad. Cuando lo que era se venía abajo, y lo que sería... pues no sería como antes.

Caparazones tenemos todos, unos más gruesos que otros. Pero no debemos olvidarnos de sacar la cabeza de vez en cuando, pues ya vendrá el momento para salir de ellos.

Espero que la luz que entra estos días sea la que has estado esperando. Un abrazo... gracias por compartir.

Kathya said...

wow, que fuerte..!!
me atreví a comentar porque yo conviví con una persona con esa enfermedad casi toda mi vida, es dificil pero mi abue vivió con ella yo creo que mas de 50 años. Mucha suerte, solo queda echarle ganas...

Saludos!!

Manzana Marina said...

Tangerine: Gracias por decirlo, por sentirlo y por entender.
Tree: Gracias por ser como un puerto donde atracar. Pero no de esos tristes donde atraca la tarde.
Diego: Gracias por dejarme ver tus momentos ordinarios en súper 8. Casi trasparentes pero al mismo tiempo llenos de colores que tienen sentido y vida.
Niña del seudónimo: Gracias por comentar. Se siente bien pensar que uno no esta solo.

Utopia Sensual said...

la alegria mas grande que ultimamente invade a todos los que queremos a rodrigo