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La Tierra de Quieto Estarás
La Tierra de Quieto Estarás solía ser mágica. No importa si estaba seca, con flores, entre neblina o granizada, húmeda o caliente, siempre era mágica. No bastaba más que atravezar el umbral de la casa, polvearse los zapatos, llegar, subir sus escalones de piedra vieja hasta llegar a lo alto y quedarse quieto, muy quieto, tan quieto que lo único que pasaba era la vida.
Un poco más cerca del cielo, aquel que se atrevía a moverse corría el riesgo terrible de quedar muy cerca del suelo. El aire zumbaba diferente en la Tierra de Quieto Estarás. El sol era trasparente, las voces eran más cálidas, las naranjas más dulces, las manzanas más rojas. Las nubes pintaban cuentos en el cielo. La mano del otro era la seguridad de que nada pasaría y llegaríamos salvos a la hora de la cena.
A veces cuando no sé qué hacer me quedo quietecita y dejo de hablar. No muevo ningún músculo y pienso en la Tierra mágica de Quieto Estarás. En el olor de las manzanas y en la luz trasparente del sol. Y dibujo cuentos en el aire y el cielo.
5 comments:
Creo que si hay unicornios volando yo me apunto a ir un rato. no mucho, no vaya a ser que salgan también el ogro gigante y la bruja de Oz.
;)
Sigue el camino amarillo!!!
Porque a veces es indispensable parar por un momento. Tomarse un minuto y sentir, estáticos, en la eternidad de la mente...
me invitas un día?
yo conozco ese lugar de la foto... siii vaya q lo conozco... tan bonito ese lugar, QUE LUGAR!
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