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Cuando nos llega el agua al cuello
Segunda Parte

Me revolcaba como lombriz en el asiento tratando de poner el mayor orden posible en la parte de atrás para que nada se mojara más de lo que ya estaba. Cuando controlé un poco la situación y mi mente se abrió a otros horizontes, [ya quería yo ponerme a pensar en Diego Luna] me percaté de que un vaivén mecía todo mi microcosmos... sí, estaba flotando, las llantas no tocaban el suelo y cada camión que pasaba (eran los únicos con la capacidad increíble de aún avanzar en ese mar dulce y amargo) producía olas que me parecían tsunamis chinos demoledores que hacían a los coches temblar. Vi cómo la parte trasera de un chevi cerca de mí parecía brincar sin control. La gente se salía por las ventanas... supongo que alguien los recogería en otro punto de la ciudad y se oían niños llorar. Los coches se movían a la deriva y se rozaban unos con otros. Dejó de llover. Abrí la ventana y saqué medio cuerpo para evaluar la situación. Alcancé a ver el gran estacionamiento acuático hasta muy muy legos. Me acuerdo de un taxi del que sólo podía verse el techo. Por suerte, mi situación no era tan crítica, estaba arriba de la banqueta. Los vecinos decían cosas graciosas y me hacían reír pero yo estaba realmente muy asustada. Creí que ni mi coche ni mi computadora servirían más. Pensé en que si tueviera otra cosa de valor, aunque fuera un perrito también se me habría ahogado en el desastre. Me imaginé a mí misma caminando de regreso a mi casa, empapada y con la cabeza baja.
Traté de tranquilizarme, me comí unos m&m's que mi hermano había dejado en el coche y esperé, esperé y esperé. A la media hora ya me sentía Penélope. Traté de dormir pero estaba demasiado preocupada como para lograrlo. Finalmente, me di cuenta de que muy poco a poquísimo el agua estaba bajando y esperé aún más.
Después de un buen rato, pude abrir la puerta y empezar a sacar el agua. Me bajé, me estiré y platiqué (small talk about the weather) con mis compañeros de tragedia. El agua me llegaba ya abajo de los tobillos cuando me subí al coche y me dispuse a probar suete. Prendió, pero se jaloneaba. Un tipo me dijo que esperara con el motor prendido a que se le secara no sé qué cosa. Como yo sé un pepino de mecánica pues lo escuche y esperé aún más mientras pensaba en cómo el agua se había ido de la misma manera en que llegó.
Segundo intento: mi ahora alberca ambulante parecía funcionar bien... y sí, llegué a mi casa, con el estrés que se apoderaba de mí y de mi sombra.
Me bañé y me fui a dormir. Mi computadora tenía manchas internas en el monitor. Le hice una incubadora con una lámpara y la revisaba cada cinco minutos, pero no parecía mejorar. Me fui a Colima y al volver, mi lap estaba como nueva, hasta parecía sonreír... y yo no parecía, yo sonreí.

Fin

Imagen de Deviantart, Nikolai

2 comments:

*~PinkTangerine~* said...

Y siempre es bueno, no? sonreir.. A mi tmb me dio mil gusto que todo volviera a servir jeje no queríamos manchas en las pantallas. ¿Cómo se hubiera visto tu blog en ella?¡¡ Saluditos

Utopia Sensual said...

Woow... increíble que pasen cosas así... per aún más increíble, estas viva pavito, y seca... jaja, pues que bueno que al final todo salió bien eh!, ya te quiero ver para que me cuentes todo con detalle, ok? tqm!